lunes, octubre 24, 2005

Último sitio

El olor a incienzo, el olor a copal, el olor a humo. Debo aclarar que no soy un ser místico, ni errante, ni mucho menos un ente subjetivo; soy un hombre, un simple caminante que se topó con las tumbas, que se encontró en el camino de sal, en el silencio de lápidas abultadas que formaban un camino entre los campos de lodo y pasto, de mazorcas rotas y de migajas de voluntad.
Llegué como los otros, por medio de la luz, del canto y de la noche. Avisté el movimiento de las velas que como camino me llevaban a la cera seca que sobre la piedra descansa. Soy el aire, soy la transparencia de los perfumes, soy el sitio más lejano del camino.

No hay comentarios.: