Cuentan que el orígen de los sueños, de la vida, del movimiento y de la misma paz es el caos mismo. Pues cómo podría caminar si no desequilibro mi cuerpo, mi espacio, mi temporalidad. Surjo como sombra errante y no camino, no pienso, no caduco, soy un simple ser que como el viento pasa sin dejar rastros de aroma, de bondad o maldad. ¿En dónde radica mi maldad?
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