jueves, diciembre 29, 2005

Diálogo de los amigos sobre la felicidad

El plato vacío parecía reflejar formas que con la luz se creaban. Zum, zum, zum... el ventilador en el techo de la cocina girando transformaba las aburridas sombras en juegos de luz y oscuridad. Una cuchara sonaba crispeante al fondo de la olla con agua hirviendo, el vapor se esparcía sobre las cuatro paredes que sobre el piso descansaban.
La mujer se levanta, de esa silla café, rústica, llena de recuerdos inmediatos; toma la olla, la vacía dentro de dos tazas, remoja después en una de ellas la bolsa pequeña de té, en la otra dos cucharadas de café, los aromas se encuentran en el aire y se reparten la habitación.
Sentados, la mujer y el hombre comenzaron la plática acerca de amores, latidos, lloriqueos, pasiones y otras cosas mas. Amigos partiéndose los cascarones para desnudar el alma o algo parecido, su conciencia.
-No amiga, no puedo seguir así, la gente que me rodea, vive apasiblemente comprometida con las complicaciones sus sencillas vidas. Creen todos que sus problemas son los más complicados y esperan ver que los demás como ellos se envuelvan en sufrimientos, en dolores, en preocupaciones que tal vez no valgan la pena. Que si el dinero, que si sus trabajos, los amigos, las preocupaciones de los amigos, todo se vierte en sufrimientos innecesarios.
-Pero es que así es la vida, no podemos existir sin enfrentar los problemas, sin buscar la perfección, sin querer compartirla, es la naturaleza de la vida.
-Tal vez tu visión sea justa, sea adecuada. Sin embargo, no puedo concebir un mundo de amargura, un sitio en el universo donde las criaturas vivan sin felicidad...
-Estás equivocado, no digo que el ser humano no pueda ser feliz, pero es difícil encotrar la felicidad. Por ejemplo en el amor, buscamos siempre lo inadecuado, encontramos más atractivo al que con rudeza vive que al que sobrevive con inteligencia, y los hombres igual, buscan a la mujer que posee el cuerpo estético más allá de la mente ávida, del corazón noble.
-Eso es. Ahí está la respuesta a todas tus inquietudes, yo prefiero una felicidad sin complicaciones, pero el ser humano, la raza en general piensa lo contrario.
-Dime qué piensa, dime lo que busca.
Los ojos de ambos se encontraron con mayor fuerza, el hombre tomó un sorbo al café, la mujer apagó su cigarrillo, el hombre fumó del propio, sonrió. Y dijo con voz aligerada, como dándose cuenta de su situación perfecta:
- La raza no opta por ser feliz en sencillez, prefiere la infelicidad compleja.

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